viernes, 14 de octubre de 2011

Esperando siempre por ti.

Me gusta acariciarte con mis palabras, porque en este mundo virtual donde no existe la piel sino las sensaciones solo ellas pueden llegar hasta ti y hacerte sentir lo que siento. Me gusta dejar que escapen para que jueguen con tu piel, trepen hacia tu boca y al llegar a tus oídos aniden allí y así quede en ti escondidas en la magia del instante como el mas dulce de los secretos. Me gusta alagarte porque despiertas mi deseo, porque provocas mi ternura, porque mi tiempo transcurre construyéndote en el sueño del momento compartido, en la esperanza de los tiempos acordados, en las ganas huérfanas de ti. Me gusta soñarte porque te siento sin sentirte, porque te veo aun sin verte, porque te espero y te seguiré esperando, porque se que estas ahí esperando por mi. Este en definitiva soy yo, una soñadora romántica y apasionada, tan solo una mujer sola esperando siempre por ti.

viernes, 7 de octubre de 2011

La persistencia de la memoria.

Hola. Hache, o, ele, a. Soy aquel, aquella, aquello, no lo sé, soy lo que alguna vez fue relevante para ti. Estoy decorando las paredes d mi habitación con frases de las canciones más significativas de mi existencia, supongo que necesitaba extinguir la deprimente apatía que me transmite el color blanco. Dicen que he adelgazado y no he vuelto a fumar aunque ha menudo me flaquean las piernas y me he dado por vencida con estas ojeras. Si ni siquiera soy buena para las adicciones, no soy capaz de ingerir alcohol, no me culpes por a verlo intentado, en ese tiempo he tratado escribir algo pero un papel en blanco significa al fin y al cabo un importante ahorro de estupideces sin sentido así que he intentado concentrarme en mis estudios, no me culpes por no a verlo conseguido. Nunca he sabido hacer la cama de modo que todo quedara perfectamente recto, liso y alineado, supongo que cuando tu estabas esas cosas apenas me importaban, ahora al fin y al cabo tampoco. En mi vida hay un patito de goma menos pero dos peluches más. Esperan miles de aviones cada día y centenares de trenes se empeñan en perderse entre los confusos limites del horizonte. Me quedo de pie, observo como infinitud de historias anónimas entran en contacto con mi existencia por unos efímeros instantes y luego desaparecen. He encontrado la máscara que me protegía de mi mismo antes de que aparecieras, por alguna razón contigo no la necesitaba, no me juzges por volver a ponérmela. Me entretengo observando el sol y como se cuela por los rincones más insospechados y le da a todo un cierto tono ambiguo y una completa sensación de intemporalidad que me hace sentir de nuevo en casa. Aveces llueve, me gusta que llueva. No estas. No me dejas estar. Arrastrarme es innecesario, es absurdo, sobretodo si no tengo ninguna razón para hacerlo. Solo quiero recordarte que si algún día tienes la necesidad de retroceder, abrir tus puertas a quien simplemente quiera aportar una pequeña porción a tus días grises y volver a permitirme sonreír, por, para y desde ti yo ya no estaré, hace tiempo que no estoy, hace tiempo que no soy, no sé si te lo e dicho antes pero odio los días soleados.